Me
gusta aprender
El
ser humano ha recibido elementos suficientes que le permiten ser inteligente.
Tiene la tarea continua de aprender inteligencia como lo dice el libro de los
Proverbios, tarea para toda la vida. Ser inteligente es una realidad en el ser
humano y una oportunidad maravillosa de alzarse por encima de lo visible hacia
lo invisible.
Desde
que el ser humano es niño, demuestra el poder de su mente, de su imaginación y
de su creatividad gracias a los sentidos internos que se desarrollan lentamente
en el cerebro. Escudriña espontáneamente los espacios de su casa, explora su
propio cuerpo, da vida a las cosa inertes; en su mente un palo de escoba es un
caballo que cabalga por los corredores de la casa que se convierten en verdes praderas.
Es
verdad que unas personas pueden aprender más que otras acerca de determinado
tema; esto da razón de la especialidad
de las ciencias y de la diversidad de las inteligencias según Gardner; y fortalece
también la singularidad de los seres humanos debido a que unos recibieron estimulación
para una inteligencia y otros para otra y hay quienes las recibieron para varias a la vez.
Lo
más importante es que la persona dedique su naturaleza de ser inteligente a
humanizar el mundo, humanizándose cada día más ella misma, ganando la batalla
contra los males que aquejan constantemente su entorno. De poco sirven los
avances científicamente, que progrese materialmente, retrocede humanamente, si pierde
en el laberinto de los disvalores, la inmoralidad y la destrucción.
“De
que sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? De qué sirve al ser humano tener ciencia o conocimiento, gracias a su excelente inteligencia,
si pierde la razón de su existir, si pierde el horizonte, si no sabe cuál es su
destino, si no encuentra sabor a la vida, si no alcanza la sabiduría?
La
inteligencia es una propiedad que surge de las interacciones colectivas que
cada organización humana posibilita; estas crean las condiciones dentro de las
cuales cada uno de sus miembros, desde sí
y con los otros, decide hacerse inteligente
para encajar en la organización; el será mirado como inteligente en la medida
que se produzca ese encaje; es decir, si este es exitoso (Gallego B. 1999).
Desarrollar
la inteligencia tiene sentido si se encamina hacia el progreso del mundo, hacia
la construcción de la familia humana. Al fin y al cabo el ser humano se hace
inteligente con los demás: ya se ha dicho, abordando otros tema, que el ser humano
se hace humano entre humanos y por lo
tanto todo lo que tiene que ver con lo que debe lograr se alcanza en medio de los seres humanos. Se aprende
a ser inteligente en medio de los demás y se es más inteligente en la medida
que se logra unión, comprensión, tolerancia, aceptación y cohesión.
No
basta pensar desde una determinada inteligencia o desde una parte de la mente,
hay que pensar con todo el cerebro. El arte de vivir es un asunto de
inteligencia. Ser inteligente es afrontar las dificultades con vigor y
creatividad.
Ser
inteligente es contribuir a la búsqueda de medicamentos y tratamientos
efectivos, en vez de quejarse de las enfermedades y epidemias.
Ser
inteligente es buscar el origen de los males y curarlos de raíz, en vez de
estarle echando la culpa a los demás.
Ser
inteligente es trabajar por la justicia social para que no haya más pobres en
el mundo, en vez de excusar la injusticia permitiendo que los ricos sean casa
vez más ricos.
Ser
inteligente es tener convicciones, principios y propósitos claros, en vez de
justificar el caos, el desgano y el “dejar hacer”.
Ser
inteligente es poner a funcionar el discernimiento para elegir lo mejor de lo mejor.
Ser
inteligente es aceptar que el ser humano tiene que aprenderlo todo; no hay en
el mundo un ser más desprotegido y débil
al nacer.
Mientras
los peces nacen programados para nadar,
las aves para andar volar, los felinos
para cazar, la persona necesita quien le enseñe a caminar, a comer, a escribir,
a pintar y gracias al poder de su mente, de su inteligencia y la interacción
con los demás aprende lo que necesita para irse haciendo, irse construyendo y
terminando.
Nuestra
mente crece con la experiencia, con la práctica, con la comprensión del cosmos,
con el ejercicio de las habilidades comunicativas: leer, escribir, hablar,
escuchar; con el afinamiento de la memoria y la imaginación; con el desarrollo
de las capacidades de la interpretación, argumentación, deducción y proposición,
entre otras.
La
tarea educativa debe centrarse en centrarse en enseñar a pensar, reflexionar,
analizar y desarrollar habilidades y potencialidades que contribuyan al
fortalecimiento del lenguaje. Enseñar a pensar a dudar, cuestionar, interpretar,
plantear hipótesis y proponer proyectos que contribuyan a la solución de
problemas.
Enseñar
a pensar es conciliar la comprensión con la aplicación, es buscar los aspectos
positivos, negativos e interesantes de las cosas; es echar a volar la imaginación
para soñar con el futuro, es interpretar y es también desaprender esquemas que
han perdido toda validez en el mundo de
hoy.
1.
Que
acciones te permiten definir que eres inteligente?
2.
Que
haces para cultivar tu inteligencia?
3. A
donde crees que te llevara tu inteligencia?
4. “De que sirve al hombre ganar el mundo entero,
si arruina su vida? De qué sirve al ser
humano tener ciencia o conocimiento,
gracias a su excelente inteligencia, si pierde la razón de su existir, si
pierde el horizonte, si no sabe cuál es su destino, si no encuentra sabor a la
vida, si no alcanza la sabiduría? Que te sugiere este texto, explica