domingo, 15 de febrero de 2015

Actividad para 6.6 para los que no se les califico

Hola, si no presentaste la activiad el viernes anterio, lee y realiza esta, llevala a clase del dia 20 en hojas.



Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida.
Si no sentimos curiosidad ni necesidad de realizar tales estudios podemos prescindir tranquilamente de ellos. Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien para vivir: yo, por ejemplo, lamento no tener ni idea de astrofísica ni de ebanistería, que a otros les darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha impedido ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del fútbol pero estás bastante pez en béisbol. No tiene mayor importancia, disfrutas con los mundiales, pasas olímpicamente de la liga americana y todos tan contentos.
Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica, ni ebanistería, ni fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero se vive. Ahora bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse, nos va la vida. Es preciso estar enterado, por ejemplo de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa buena para la salud; o de que una dieta de clavos (¡con perdón de los fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo. Tampoco es aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le atiza un mamporro las consecuencias serán antes o después muy desagradables. Pequeñeces así son importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir.
En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. No nos convienen ciertos alimentos ni nos convienen ciertos comportamientos ni ciertas actitudes. Me refiero, claro está, a que no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o también procurar rodearse del mayor número de enemigos posible. Pero de momento vamos a suponer que lo que preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los dejaremos por ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos «malo». Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir —todos sin excepción— por la cuenta que nos trae. Como he señalado antes, hay cosas buenas y malas para la salud: es necesario saber lo que debemos comer, o que el fuego a veces calienta y otras quema, así como el agua puede quitar la sed pero también ahogarnos. Sin embargo, a veces las cosas no son tan sencillas: ciertas drogas, por ejemplo, aumentan nuestro brío o producen sensaciones agradables, pero su abuso continuado puede ser nocivo. En unos aspectos son buenas pero en otras malas: nos convienen y a la vez no nos convienen. En el terreno de las relaciones humanas, estas ambigüedades se dan con aún mayor frecuencia. La mentira es algo en general malo, porque destruye la confianza en la palabra —y todos necesitamos hablar para vivir en sociedad— y enemista a las personas; pero a veces parece que puede ser útil o beneficioso mentir para obtener alguna ventajilla. O incluso para hacerle un favor a alguien. Por ejemplo: ¿es mejor decirle al enfermo de cáncer incurable la verdad sobre su estado o se le debe engañar para que pase sin angustia sus últimas horas? La mentira no nos conviene, es mala, pero a veces parece resultar buena. Buscar gresca con los demás ya hemos dicho que es por lo común inconveniente, pero ¿debemos consentir que violen delante de nosotros a una chica si n intervenir, por aquello de no meternos en líos? Por otra parte, al que siempre dice la verdad —caiga quien caiga— suele cogerle manía todo el mundo; y quien interviene en plan Indiana Jones para salvar a la chica agredida es más probable que se vea con la crisma rota que quien se va silbando a su casa. Lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencias de malo. Vaya jaleo. Lo de saber vivir no resulta tan fácil porque hay diversos criterios opuestos respecto a qué debemos hacer. En matemáticas o geografía hay sabios e ignorantes, pero los sabios están casi siempre de acuerdo en lo fundamental. En lo de vivir, en cambio, las opiniones distan de ser unánimes. Si uno quiere llevar una vida emocionante, puede dedicarse a los coches de fórmula uno o al alpinismo; pero si se prefiere una vida segura y tranquila, será mejor buscar las aventuras en el videoclub de la esquina. Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los demás y otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno. Según ciertas opiniones lo que cuenta es ganar dinero y nada más, mientras que otros arguyen que el dinero sin salud, tiempo libre, afecto sincero o serenidad de ánimo no vale nada. Médicos respetables indican que renunciar al tabaco y al alcohol es un medio seguro de alargar la vida, a lo que responden fumadores y borrachos que con tales privaciones a ellos desde luego la vida se les haría mucho más larga. Etc. En lo único que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no estamos de acuerdo con todos. Pero fíjate que también es tas opiniones distintas coinciden en otro punto: a saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado de lo que quiera cada cual. Si nuestra vida fuera algo completamente determinado y fatal, irremediable, todas estas disquisiciones carecerían del más mínimo sentido. Nadie discute si las piedras deben caer hacia arriba o hacia abajo: caen hacia abajo y punto. Los castores hacen presas en los arroyos y las abejas panales de celdillas hexagonales: no hay castores a los que tiente hacer celdillas de panal, ni abejas que se dediquen a la ingeniería hidráulica. En su medio natural, cada animal parece saber perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para él, sin discusiones ni dudas. No hay animales malos ni buenos en la naturaleza, aunque quizá la mosca considere mala a la araña que tiende su trampa y se la come. Pero es que la araña no lo puede remediar..

En base a lo que lees contesta:
1.       Sin que cosas no podrías vivir sin saber.
2.       Que cosas (3) no te convendría para tu vida.
3.       Por que no te conviene la mentira a ti en tu hogar.
4.       Teniendo en cuenta lo anterior te consideras que eres así, por que?

Etica 66 TODOS

   SER PERSONA [1]


 Básicamente lo que me hace persona es el hecho de que  puedo “soñar por mí mismo”, puedo tomar mis propias decisiones, buscar cosas nuevas.  Puedo pensar lo que voy a hacer y hacerlo; por ejemplo, puedo pintar, dibujar, componer coplas, poemas o canciones, estudiar determinada profesión y ejercerla. Poseo autonomía.

Puedo distinguir lo que me conviene de lo que no me conviene, tengo los valores que me dan la capacidad de ser cada vez mejor, puedo hacer mucho para respetarme a mí mismo y para respetar a mis compañeros. Puedo ser yo.

Soñar por mi mismo es no dejarme manipular, no permitir que piensen por mí, no esperar a que alguien haga lo que me corresponde, hacer. Soñar por mi mismo significa tener mi propia voz, mi estilo al caminar, mis propias actuaciones y actitudes  que proyecten mi personalidad, mi forma de ser particular, diferente a los demás. No hay otra persona exactamente igual en mi forma de pensar, de asumir la vida, de analizar las cosas. Soy un ser particular.

Soñar por mi mismo es ser capaz, por mí mismo, de satisfacer mis necesidades materiales: comer, vestirme, bañarme, y también mis necesidades emocionales, sentimentales y espirituales para sentirme más seguro; puedo proyectar afecto, amor y experimentar el sentido de pertenencia  hacia mi grupo, mi familia, mi colegio o empresa y en general a la sociedad  en la cual vivo.

A diferencia del sapo, del piojo, de la gallina  y de otros muchos animales que no pueden hacer otras cosa que limitarse a actuar de acuerdo con la programación que la naturaleza les ha dado, yo puedo ir mucho más allá, puedo superar mis propias limitaciones  y no solamente puedo sino que debo, es una obligación, es mi gran tarea; dar el paso de mas para romper esquemas que me permitan construirme cada día como persona y como ser humano con posibilidad de perfección.

Ser persona es comprender plenamente lo que significa ser sujeto, esto es, estar sometido a mi mismo  para descubrirme, conocerme, aceptarme y estar construyéndome día a día, produciendo todo lo que quiero para lograrlo. Ser persona es  ser sujeto posible, como bien lo afirmo Paul Valery en escritos sobre Leonardo Da Vinci: “Lo más verdadero de un individuo y lo mas si-mismo es su posible...”  Y lo posible se va logrando porque trabaja para ser cada día más y mejor, para sentirse pro-yecto y caminar hacia el futuro, hacia una meta que no se alcanza, seguro de que al avanzar me voy enriqueciendo, me voy formando.    

Ser persona es entender que todo lo tengo por aprender, como dice Emmanuel Kant “El hombre ha tenido que producir todo por sí mismo”. Pero para lograrlo estoy dotado de un equipaje de valores, cualidades y habilidades que debo conocer y poner a funcionar para construir mi propia vida y prolongarla. Tengo la obligación  de conocerme y estimular mis potencialidades  para que produzcan y den muchos frutos.

Pero no basta con conocerme y trabajar en mi ismo, es necesario proyectarme a los otros, pues ser persona también significa ser capaz de vivir en sociedad, de asumir actitudes de cooperación, ayuda y tolerancia.

Esta prolongación es, al mismo tiempo, proyección por medio de la palabra que anuncia decisiones, posiciones, opiniones, lo cual tiene sentido al interactuar con los demás, con otros interlocutores.

Por esto, como persona, soy un ser social que, en interacción con otras personas y con el mundo, se va transformando y va transformando la realidad que lo circunda.

Partir de la lectura responde, para presentar en hojas al docente.

 1. En que reflejas tu singularidad
 2. Que limitaciones has superado
 3. Explica la frase de Emmanuel Kant del texto
 4. Como te proyectas a los demás
 5. Que has aceptado de ti