Hola, Lee la actividad y desarrolla de acuerdo al grupo que pertenescas para que se entregue el lunes 15 de sept
Aunque
existe un debate permanente sobre si debe hablarse de “negros y negras” o de
“afrodescendientes”, este texto propone ir más allá de este asunto semántico
para construir una cultura de respeto y amor.
Una discusión de nunca acabar
Leer el
texto de Humberto Maturana Emociones y lenguaje
en educación y política me llevó a pensar en la discusión que aparece en todos los
encuentros de las organizaciones del movimiento negro/afrocolombiano: ¿Somos
negros o somos afro?
Esta es una
discusión de nunca acabar, que cuando entra en escena desplaza cualquier otro
tema, polariza las posiciones e impide el diálogo en torno a la necesidad de
construir alternativas al estado de opresión que vive la población “negra” en
Colombia.
Quienes se
definen como “negros” y “negras” sustentan argumentos tan válidos como quienes
se definen como “afros”. Identificarse como “negro” o “negra”, para quienes lo
hacen, significa reconocer un estado de subordinación que se originó en la
trata transatlántica de esclavos, y en todo el proceso de esclavización que
acabó por convertir al africano en un ser sin humanidad, homogenizado bajo el
término “negro”. Se reconoce entonces que devenir negro o negra fue producto de
un proceso de deshumanización del africano, a quien se convirtió en objeto, en
mercancía, en una cosa que podía ser comprada y vendida.
Por eso se argumenta que
negarse negro o negar lo negro significa negar toda esta historia de opresión,
pero también de resistencia y luchas.
Y si bien la
esclavitud fue abolida legalmente en Colombia en 1851, la condición subordinada
y deshumanizada de la población negra permanece hasta hoy. Por eso se argumenta
que negarse negro o negar lo negro significa negar toda esta historia de
opresión, pero también de resistencia y luchas.
Como dice Libia Grueso, “negar lo
negro sería negar el proyecto de lucha libertario por ser un sujeto autónomo
pleno en condiciones y capacidades para su propio desarrollo”.
Es más, se
propone el derecho a ser negro como un proyecto frente a esa negación como
persona humana. De esta manera se le otorga al etnónimo “negro – negra” un
sentido positivo en contraste con sus connotaciones racistas.
Por otro
lado está el término “afro”, que se popularizó en los años noventa. Quienes
insisten en su uso argumentan la relación que el término establece con África
como el continente madre. Se afirma que lo afro nos vincula con nuestro
ancestro y nos otorga el valor humano que nos robó el término “negro”.
Quienes defienden
este término rechazan la denominación “negro-negra” como ofensiva, ya que,
aseguran, reduce a un amplio grupo de seres humanos a su color de piel.
Se insiste
en que los africanos secuestrados para ser esclavizados en América procedían de
diversas culturas: ashantis, bantúes, yorubas, araras, carabalí, congoleses,
mandingas, entre muchísimas otras, y que fueron homogenizados bajo el término
“negro”, que no sería así un etnónimo (el nombre que se atribuye el mismo
pueblo) sino un exónimo (un nombre otorgado por otros para deshumanizar).
El término
“afro” también quiere apartar al afrodescendientes de la asociación que se ha
hecho entre lo negro y lo malo. Se considera que, como dice William Mina, “lo negro
es una herencia de como el lenguaje imperial quiso que se nombrase a los otros,
para –sencillamente- decir que eran bárbaros, salvajes, y que por tanto el
régimen establecido era legítimo”.
Ambas
posturas - la que defiende lo “negro” y la que defiende lo “afro”- afirman la
importancia que el lenguaje tiene para construir realidades. La primera
sostiene que si bien lo negro ha sido construido como el lugar de todo lo malo
y lo perverso, también es el lugar de la resistencia y de las luchas de
liberación, por lo cual le da la vuelta al término y lo hace propositivo,
reafirmando esas luchas y resaltando la belleza de lo negro, hace del cuerpo
negro el lugar para la construcción de la autoestima y la valoración propia
como individuos y como pueblo.
¿Por qué
discutimos?
Humberto
Maturana nos dice que hay dos tipos de discusiones. Las que se resuelven
fácilmente porque el desacuerdo solo tiene un fundamento lógico, como cuando
alguien afirma que la capital de España es Barcelona y otra persona le
demuestra que está equivocado. Ese es un desacuerdo trivial, del cual nadie
sale profundamente enojado.
El otro tipo
de discusión, donde casi siempre nos enfurecemos, es de carácter
ideológico es decir, el de las discusiones basadas sobre las premisas
fundamentales de cada uno. Afirma Maturana que “esos desacuerdos siempre
traen consigo un remezón emocional, porque los participantes en el desacuerdo
viven su desacuerdo como amenazas existenciales recíprocas”.
En efecto,
estas discusiones acerca de si se es negro o afro son profundamente
emocionales, a veces al borde de la histeria de ambas partes. Esto se da así,
según Maturana, porque los “desacuerdos en las premisas fundamentales son
situaciones que amenazan la vida ya que el otro le niega a uno los fundamentos
de su pensar y la coherencia racional de su existencia”. Desacuerdos
como este no tienen la esperanza de resolverse fácilmente.
Desde
posiciones polarizadas, como las de la discusión entre lo “negro” y lo “afro”,
se juzga al otro como fundamentalista y se ubica a uno mismo en la verdad. Son
discusiones, como las religiosas, que no se basan en la razón sino en la
emoción.
Se puede
pensar en la tolerancia mutua, pero tolerar es una manera de decirle al otro
que está en un error, que aunque está equivocado lo aceptamos por un tiempo.
Por eso afirma Maturana que “la tolerancia es una negación postergada”.
Entonces, ¿qué salida hay a esta situación?
Se afirma
que lo afro nos vincula con nuestro ancestro y nos otorga el valor humano que
nos robó el término “negro”.
Cómo
resolver el conflicto
La propuesta
de Maturana es la de la aceptación legítima del otro en la convivencia.
No la negación postergada de la tolerancia sino la aceptación del otro como un
legítimo, lo que me lleva a respetarlo.
Maturana
parte del amor como el sentimiento constitutivo de la vida humana. Pero no se
trata del amor romántico ni bobalicón; él llama amor a esa necesidad del ser
humano de vivir en comunidad, lo cual exige una aceptación mutua, y que
constituye un modo de vida que ha definido a la especie humana desde sus
orígenes.
Por eso
puede decirse que el compartir y el vivir en comunidad es parte de nuestra
historia como pueblo negro/afrodescendientes. La competencia de la sociedad
occidental no hace parte de nuestra historia, ni como afrodescendientes ni como
seres vivos.
La evolución
de lo humano no se da en competencia sino en el compartir; por eso podríamos
afirmar que la sociedad colonial patriarcal y racista occidental no ha
evolucionado hacia lo humano sino que ha involucionado.
Si el amor
es la emoción que ha hecho posible la historia de hominización, es a través del
amor como se da la posibilidad de lo social, ya que sin la aceptación del otro
en la convivencia no hay fenómeno social.
Esto nos
lleva a preguntarnos: ¿estamos los afrodescendientes, negros y negras,
estableciendo comunidad o estamos reproduciendo la inhumanidad de la sociedad
occidental?
Esta no es
una pregunta para quienes todavía creen en el progreso, en el desarrollo y en
las promesas de la modernidad que exigen que unos seres humanos sean
canibalizados por otros.
Es una
pregunta para quienes nos preocupa la unidad del pueblo negro/afrodescendientes
en el propósito de construir los otros mundos posibles que son ya una
anticipación en muchas de nuestras formas de vida ancestrales como comunidad
negra.
Entre
paréntesis
La salida,
entonces, para lograr superar esta discusión es lo que Maturana ha llamado la objetividad
entre paréntesis. Se trata de no adoptar la postura de pensarse o creerse
poseedor de la verdad, porque en esta vía el que no está con uno está en contra
de uno.
Poner la
objetividad entre paréntesis implica que, independientemente de lo que cada
cual piense o crea (católico, evangélico, musulmán, negro, afro, homosexual,
lesbiana, heterosexual), hay aceptación mutua y hay convivencia.
Lo
contrario, el creerse poseedor privilegiado de la verdad, el creer que se tiene
acceso al Dios único y verdadero, el considerar que el conocimiento válido es
el propio, que las experiencias propias son las válidas, es estar en el camino
de la objetividad sin paréntesis, que implica una separación insuperable
con los demás que no piensan como uno.
Hemos sido
formados en una concepción cartesiana del saber y para defender nuestras
verdades con frecuencia, en la vida diaria, acudimos a la supuesta objetividad
de nuestros planteamientos, que pretenden ubicar al otro en el error. Si
nosotros estamos en la verdad, necesariamente los demás están equivocados.
Estas
discusiones acerca de si se es negro o afro son profundamente emocionales, a
veces al borde de la histeria de ambas partes
No se trata
aquí de definir quién está en la verdad y quién no, sino de hacerse responsable
de las propias negaciones. La idea es conocer las propias limitaciones,
reconocer que no estamos ubicados en una posición privilegiada que nos da
acceso a una realidad y un saber trascendental, sino más bien que el otro es
tan legítimo como yo y que también tiene acceso a sus propios saberes y a sus
propias experiencias de vida.
En
conclusión, la propuesta es superar el ámbito religioso, ideológico, donde se
ha estado dando la discusión entre lo “negro” y lo “afro” en Colombia.
Reconocer que es un debate lleno de emociones que se enmascaran en la
racionalidad y que “nadie está intrínsecamente equivocado por operar en un
dominio de realidad distinto del que yo prefiero”.
Hay que
preguntarse si vale la pena gastar energías oponiéndose y hasta intentando
destruir a quienes se reivindican negros/negras porque están equivocados o a
quienes se asumen afro porque están en un error.
Ese camino
no conduce a ninguna parte. Más bien hace el juego a quienes les conviene que
nos enredemos en discusiones sin futuro mientras se expropia, se desplaza, se
desterritorializa, se mata, se viola, se niega empleo decente y vida digna, en
una palabra, mientras se reproduce la inhumanidad de la población negra/afrodescendientes
en todo el país.
* Socióloga de la Universidad del Valle, con Maestría
en Filosofía de la misma universidad; estudiante del Doctorado en Estudios
Culturales Latinoamericanos en la Universidad Andina Simón Bolívar. Docente
catedrática de la Universidad del Valle.
Personajes destacados:
CANDELARIO OBESO
MANUEL
ZAPATA OLIVELLA
ALEJO DURAN
TOTO LA MOMPOSINA
PETRONA MARTINEZ
DIEGO LUIS CORDOBA CORDOBA
MARINO KLINGER SALAZAR:
DELIA ZAPATA OLIVELLA
ENRIQUE URBANO TENORIO
JUAN JOSÉ NIETO GIL
Actividad Grado 6.1
1. Por que algunos
consideran que llamarse negro o negra es negar su origen.
2. Que expone Gloria Grueso frente a llamarse
negro?
3. Por que algunos alegan
llamarse afro desde los 90.
4. Escoge un personaje de
la lista e investiga por que fue destacado.
Grado 6.2
Actividad
1. Por que los que están
de acuerdo con llamarse afro rechazan el término negro
2. De que culturas
provenían los africanos traídos a América
4. Escoge un personaje de
la lista e investiga por que fue destacado
Actividad Grado 6.3
1. Por que el desacuerdos entre
los que llaman negro o afro no tienen la esperanza de resolverse fácilmente
2. Que Propone Maturana para resolver el conflicto
3. Por que algunos afirman
que los afrodescendientes, negros y negras, están reproduciendo la inhumanidad de
la sociedad occidental?
4. Escoge un personaje de
la lista e investiga por que fue destacado.
Actividad Grado 6.4
1. Por que algunos les favorece la discusión entre
negro o afros?
2. Por que la formación cartesiana
es nociva para la discusión?
3. Por que algunos alegan
llamarse afro desde los 90.
4. Escoge un personaje de
la lista e investiga por que fue destacado.
Actividad Grado 6.5
1. Por que algunos
consideran que llamarse negro o negra es negar su origen.
2. De que culturas provenían
los africanos traídos a América.
3. Por que algunos afirman
que los afrodescendientes, negros y negras, están reproduciendo la inhumanidad de
la sociedad occidental?
4. Escoge un personaje de
la lista e investiga por que fue destacado.
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