Culturas indígenas
de América
En los aztecas el hombre, creación de Ometéotl a través de los
"dioses" menores, era "semejante y hermano" de ellos, en
palabras del p. Juan Tovar (Códice Ramírez, pag. 65), fue creado cuatro veces,
en Cuatro "Soles" o mundos consecutivos, que perecieron por descuido
o errores de sus habitantes. El Quinto Sol, que era en el que existía este
mundo, surgió después de que el Sol (Huitzilopochtli), venció a sus hermanastros
(los Centzon Huiznahua) y Coyolxauqui -como vimos en el subtema de
Coatlicue-Tonantzin. Después de la Creación del Mundo, Quetzalcóatl descendió
al Mictlán (el mundo de los infiernos), y robó al dios Mictlantecutli huesos de
anteriores hombres, y con el sacrificio de los dioses, entre los que estaba
Tezcatlipoca, les dieron su propia sangre a los hombres, y comenzó un mundo
estable, el Quinto Sol, con Tierra, Cielo y Sol, sin Luna ni Estrellas, donde
los hombres eran "merecidos por la penitencia", esto es, vivían
gracias a que los Dioses se habían sacrificado por ellos. Tengamos esto
presente, pues los indios que escucharon la predicación de los frailes oían
exactamente lo mismo: Un Dios que moría para dar VIDA a los hombres, de ahí que
la idea de la Redención Cristiana no les resultó extraña o incoherente. Pero la
Luna y las Estrellas se recuperaron de su anterior derrota, y mataron al Sol,
con lo que el mundo hubiera perecido. Pero los hombres intervinieron, dando al
Sol parte de su sangre -que recordemos, era del mismo Sol-, y así inició una
Lucha Celeste interminable entre el Sol, la Luna y las Estrellas. Mientras este
conflicto perdurara, el hombre podía vivir, ya que no podía vivir solo con el
Día o solo con la Noche.
Pero para esta lucha se requería que el Sol siguiera recibiendo sangre de sus
hijos, los hombres, y si le llegaban a faltar los sacrificios humanos, la lucha
terminaría, y el Quinto Sol perecería, al igual que sus cuatro precedentes.
Claro que para Ometéotl esto no tenía importancia, pues él, en su Omeyocan, era
ajeno a estos conflictos que se hallaban a 13 cielos de distancia de él. Pero
los hombres, si querían seguir existiendo, tenían que alimentar al Sol con
SANGRE. La Sangre era, pues, un elemento sagrado, la Teóatl (Agua de Dios), Chalchíhuatl
(Agua de Jade o Joya Líquida). n este
orden de ideas, para los antiguos mexicanos no era ningún asesinato el
Sacrificio Humano, sino una glorificación, una gracia insigne que recibían los
guerreros muertos en combate y los que morían en la piedra del sacrificio, para
que su corazón fuera elevando, chorreante, en tributo al Sol.
El sacrificio era divinización, pues el sacrificado participaba de ahí en
adelante de la lucha divina entre el Sol, la Luna y las Estrellas, y de ahí que
los conceptos indígenas sobre la guerra y la muerte fueran incompatibles con
las ideas cristianas de los españoles.
No hay por lo tanto, el escandaloso politeísmo que aún hoy muchos creen
ver en la religión azteca, ni "idolatría satánica" en los sacrificios
humanos, pues estos eran una expresión de total entrega religiosa, acorde con
una sólida moral -equivocada desde luego desde las enseñanzas del Evangelio y
la Fe Cristiana-, pero sincera, coherente y llena de buena fe y deseos de
servir y honrar al único Dios Verdadero.
Los mayas calcularon la rotación completa de la tierra
alrededor del sol en 365,2420, días, una diferencia de 0,0002 días respecto a
los cálculos efectuados por la NASA. Estudiaron sobre las causas de las
enfermedades (etiología), clasificando sus tipos, describiendo sus síntomas
para conseguir su prevención y curación. Sabían coser heridas utilizando
cabello humano y utilizaban el yeso para inmovilizar las fracturas de hueso.
Investigaron las causas que producían la conjuntivitis bacteriana
(granulomatosa). Los problemas dentales se solucionaban con prótesis en jade
que se rellenaban de pirita y utilizaban navajas de obsidiana ya que su corte
era mucho más fino que el de cualquier otro material. Como curiosidad para las
operaciones cardiovasculares, es utilizan bisturís de obsidiana hoy en día. La
cultura maya utilizaba observatorios astronómicos en forma de pirámide para
observar los movimientos del Sol y de la Luna, aunque se usaban además para
actividades políticas y religiosas. En los centros ceremoniales, los ritos
religiosos se celebraban en las grandes plazas y explanadas, en los patios,
frente a adoratorios y altares al pie de representaciones de los dioses, pero
es probable que los templos fuesen reservados a ritos esotéricos en que sólo
participarían los sacerdotes, lo que explicaría en parte el reducido espacio
interior que ofrecen. Los ritos religiosos se llevaban a cabo en ciertas fechas
determinas, principalmente al final de cada período calendario. Con frecuencia
estaban precedidos por ayunos y abstinencias. Comprendían oraciones, ofrendas
de frutas, legumbres, comidas preparadas, animales vivos o sacrificados durante
la ceremonia. Eran usuales los auto-sacrificios, mediante los cuales uno mismo
se sacaba un poco de sangre de alguna parte del cuerpo: mejilla, oreja, labio,
lengua, sexo. En varios dinteles de Yaxchilan, una mujer pasa por una
perforación en la lengua una cuerda que de trecho en trecho lleva una gruesa
espina. Se sucedían también los auto-sacrificios colectivos de sacerdotes, quienes
por un agujero que se hicieron en el pené pasan una misma cuerda, quedando
todos atados para realizar una danza ritual. El sacrificio humano también se
practicaba por flechamento, decapitación, inmersión o arriscamiento del
corazón. En las ceremonias dirigidas por los sacerdotes, participaba todo el
pueblo, dentro de un mismo entendimiento cosmogénico. Entre los rituales había
ayuno, abstinencia, danzas, coros, música, escenografías, cantos, quema de
incienso, ingestión de bebidas preparadas, endulzadas o fermentadas y
meditaciones. Como el pueblo maya siempre ha creído en la inmortalidad de la
conciencia, del alma, del espíritu y del supra espíritu, venían a la muerte con
calma y naturalidad. El cristianismo que practican los mayas en el presente, se
fusionan muchas de sus antiguas creencias y su práctica puede parecer algo
peculiar o incluso extraña. Sin embargo, son un pueblo con una gran fe
religiosa y realizan sus ritos con gran devoción. Por ejemplo, en algunos
pueblos, los mayas se sientan en el piso rodeados de velas y después de
ofrendar un pollo, coca cola, huevos o aguardiente, dicen sus oraciones por una
ser querido. Otras comunidades erigen altares dedicados al dios del maíz para
garantizar abundantes cosechas. Hoy, como en los tiempos pasados, el maíz se
considera sagrado, es un elemento fundamental en la dieta maya y el ingrediente
básico de la tortilla.
Incas
Los curacas de las provincias enviaban hombres escogidos
para formar parte del sacerdocio, así como también mujeres de las más lindas,
enviadas para una selección que quizás las conduciría hasta donde el Inca. Se
trata de las aclla-cuna, mujeres escogidas, las famosas vírgenes del sol. Su
destino era variable; si no eran escogidas para formar parte de las concubinas
del Inca, o destinadas como regalo al harem de algún noble, eran sacrificadas
en el altar de los dioses o destinadas al convento, donde pasarían su vida
preparando chicha para las ceremonias, o alimentos especiales, o hilando
tejidos muy apreciados, los kumbi, de lana de vicuña. Cada convento de las
aclla-cuna tenía como responsable a una mujer que era considerada como esposa
de Inti. El convento de Cuzco constaba con más de mil quinientas mujeres. Todos
los incas, incluida la casta real, eran en muy supersticiosos, tanto era así que
las artes adivinatorias eran un recurso judicial cuando no se obtenían las
confesiones que aclarasen los casos. “Si la lluvia se hacía esperar, si una
helada maltrataba una cosecha, si el emperador estaba enfermo, todos estos eran
signos de que se hacía indispensable una confesión y una expiación para
restablecer el equilibrio de la naturaleza”. Algunos sacerdotes invocaban a los
espíritus para encontrar algún objeto perdido, para ver el porvenir o para
encontrar algún culpable viendo el pasado. La más impactante de aquellas
consultas era el llamado a los muertos por medio de un brasero; antes, se
sacrificaban llamas blancas, objetos de oro o plata o incluso niños. Las
consultas realizadas por medio del fuego eran hechas sobretodo para
desenmascarar a los traidores. A veces era toda una comunidad que debía ser
confesada.
Cuando se trataba de pequeñas adivinaciones a
particulares leían “la marcha de las arañas, la disposición de las hojas de
coca o el correr de la saliva por sus dedos”, o también recurrían a tiradas de
maíz interpretando las cosas según si salían pares o impares; pero cuando se
trataba de leer la suerte del imperio recurrían a las vísceras animales,
soplando por ejemplo por la tráquea e inflando los pulmones, de manera a poder
leer sobre las venas. Los rebaños y los campos del Inca bastaban con creces
para satisfacer las necesidades de los sacrificios, mientras que los
particulares que requiriesen reconciliarse debían echar mano a sus propios
rebaños. “El sol pedía llamas blancas, Viracocha las pedía pardas e Illapa,
animales bicolores”. La sangre de dichos animales era recogida en vasijas
conteniendo harina de maíz, que posteriormente se arrojaba al viento, hacia los
cuatro puntos cardinales, como ofrenda, y luego ofrecida a comer a los presentes.
Antiguos historiadores como Garcilazo de la Vega, trataron de no darle
demasiado énfasis a los sacrificios humanos; pero aunque se sabe no gozaban de
los sacrificios como los Aztecas, si recurrían frecuentemente a víctimas
humanas, que por cierto eran parte del tributo de cada comunidad;
frecuentemente niños y mujeres. Los sacrificios humanos se realizaban sobretodo
ante grandes acontecimientos como los terremotos, el advenimiento de un nuevo
Inca o un eclipse de Sol o de Luna. Los niños a sacrificar debían ser
perfectos, cualquier mancha en la piel los descalificaba; se los alimentaba
bien antes del sacrificio, y se los vestía espléndidamente. Se los embriagaba
con chicha momentos antes y luego eran enterrados vivos. En raras ocasiones se
les extraía el corazón (a la manera azteca), y se dibujaba con sangre una línea
de oreja a oreja sobre el ídolo venerado. También algunas jovencitas eran
sacrificadas; se las vestía con lujo y se las preparaba para el sacrificio
diciéndoles que cumplían con un deber sagrado; se las embriagaba con chicha y
luego las estrangulaban o degollaban.
Su religión era
politeísta y contaban con dioses protectores que estaban en la mayor parte de
los actos de su vida. Dentro de su mitología figuran personajes masculinos que
representaban la fuerza, el poder y la sabiduría y personajes femeninos que
representaban la fertilidad y la continuidad de la vida, pero también la
lascivia y tentación: Chía, deidad femenina, era llamada Huitaca por su
inclinación a la vida disipada; fue ella quien les enseñó las costumbres
insanas.
Algunos dioses
eran etéreos mientras que otros tenían figura de hombres; solo uno, Mencatacoa
(o Fo), el dios de la chicha, de los pintores, de los constructores y de los
tejedores, se representaba con figura de oso o zorro. Entre sus dioses estaban:
- Bachué, la diosa de los muiscas y de las legumbres
- Cuchaviva (o Suchaviva), el arco iris, protegía a las mujeres durante el
parto y era el protector de la salud.
- Chiminichagua era el ser supremo y la fuerza creadora.
Tenían templos en donde veneraban a sus dioses, representados en figuras de
cera, oro, cerámica o hilo. El templo más conocido por sus dimensiones fue el
de Sogamoso, el cual dicen estaba íntegramente alfombrado en fino esparto. Fue
incendiado durante una de las incursiones de saqueo de los españoles.
6.1
1. Que era la sangre en los aztecas
2. Cuáles eran los usos de las pirámides en los mayas
3. Cuál es la diferencia entre los sacrificios a Viracocha e
Illapa, en que consistía
6.2
1. Por qué el sacrificio era divino en los aztecas
2. Cuáles eran los sacrificios humanos en los mayas
3. Cuando se hacen sacrificios humanos en el pueblo Inca y
como eran
6.4
1. Por qué se puede relacionar las creencias cristianas y
aztecas
2. De los avances científicos de los mayas, cual te llamo la
atención y por que
3.Por qué se dice que los Incas son supersticiosos
Indígenas de
Colombia
Las ofrendas se
depositaban en figuras huecas de cerámica y eran los sacerdotes o jeques los
que realizaban los ofrecimientos después de elaboradas ceremonias.
El jeque además de sacerdote, era curandero, labor que realizan con diversas
yerbas acompañadas de invocaciones a sus dioses. Su cargo era heredado por los
sobrinos, hijos de la hermana. El aspirante al cargo era sometido desde niño a
drásticos ayunos y penitencias; le enseñaban la mitología y los ritos y
prácticas para realizar las curaciones. Parece que llegaron a practicar
complicadas cirugías en el cerebro, con resultados positivos.
Realizaron
sacrificios esporádicos como el de los Moxas (Mojas), adolescentes ofrecidos al
sol para aplicar su ira, durante las sequías. También tenían costumbre de
inmolar niñas en los postes de las construcciones de jeques y caciques. La organización
social muisca se basaba en clanes, en donde estaba prohibido el matrimonio
debido a la cercanía de parentesco.
Eran polígamos:
la primera mujer era la principal y podía reprender a su marido. Las demás
tenían categoría de concubinas. Los hombres
tenían derechos casi ilimitados sobre sus mujeres: podían darlas como obsequio,
las enterraban vivas para acompañarlo durante la muerte y eran una de las
principales fuentes de trabajo. En la mujer, la infidelidad era castigada con
la muerte y en el hombre con una sanción más o menos leve, a menos que el
ofendido fuera un personaje principal, en cuyo caso ambos culpables eran
ajusticiados.
El matrimonio
era un trueque que se realizaba entre el novio y los padres de la joven; se la
cambiaba por mantas, cargas de coca y chicha o por venados. Las vírgenes eran
rechazadas por el esposo, lo que implica que era permitida y necesaria la
libertad sexual entre los jóvenes.
Era importante
para los muiscas el paso de la niñez a la pubertad: las niñas eran recluidas en
una casa especial y luego culminaban la ceremonia con un baño del río; los
hombres celebraban una gran fiesta con chicha. La música
acompañaba todos los sucesos de sus vidas, incluso la guerra.
Para los
muiscas, el rojo era señal de luto y muerte, de ahí que las vasijas funerarias
estuvieran pintadas de este color.
La sal y las
esmeraldas ocuparon el primer renglón en la minería muisca.
La explotación
de las esmeraldas la realizaban solo en época de lluvias, explotando las minas
de Somondoco, ya que las de Muzo, estaban ocupadas por tribus belicosas. Para
los muiscas, las esmeraldas tenían un significado mítico: Según la leyenda, el
primer zaque, Goranchacha, salió de una esmeralda que gestó y alumbró una joven
de Guachetá por intermedio de un rayo de sol. Las esmeraldas eran colocadas en
los ojos, la boca, las orejas y el ombligo de los personajes importantes cuando
morían.
Para la
explotación de sal hacían largas y angostas galerías y luego extraían los
terrores con palos puntiagudos (coas). Para refinarla, utilizaban como técnica,
la evaporación.
Diversas etnias
que ocuparon el Departamento no tuvieron un sistema político centralizado y
único, sino que sus extensos territorios estaban al mando de varios caciques,
cada uno de los cuales ejercía su propio dominio sobre una comunidad y un
territorio o territorialidad. Las regiones montañosas de San Agustín y el Alto
Magdalena, fueron habitadas de forma continua desde el año 1000 a.C. hasta la
conquista europea. Durante los períodos Formativo, Clásico Regional y Reciente
las sociedades de agricultores, ceramistas y escultores crecieron de manera
gradual y se distribuyeron en aldeas cada vez más centralizadas. Existen
indicios
para suponer que
hacia la mitad del período Formativo, es decir, hacia el 500 o 600 a.C., se
inició la conformación de unas entidades políticas que podrían denominarse
cacicazgos. Término usado por Drennan et al. (1991:298) para indicar que se
trataba de sociedades con patrones jerárquicos de organización complejos pero
que no tenían las instituciones políticas burocráticas de un estado. Los
cacicazgos tienen, en esencia, un carácter regional. Este hecho hace relevante
su estudio en una escala regional (Drennan et al. 1991:301). Su escala era
relativamente pequeña y existen pocos indicios para pensar que tuvieron una
alta complejidad. Estas unidades políticas corresponden a concentraciones de
población asentadas en lugares que incluyeron agrupaciones de estatuas y tumbas
en montículos de personajes importantes (Drennan 1993:39).La investigación
arqueológica a escala regional en el Alto Magdalena fue emprendida, en parte,
teniendo en cuenta la inquietud sobre el estudio de la aparición de la
jerarquía social que generalmente se asocia al surgimiento de elementos de
organización que genera n relaciones diferentes y más fuertes entre los
habitantes de una región de tamaño mayor al de una comunidad local. El estudio
arqueológico regional incluye el análisis de una o más de las unidades
políticas formadas. Se ha sugerido que durante el llamado período Clásico
Regional, los monumentos públicos con tumbas y estatuas que exhiben temas
relacionados con el mundo sobrenatural, es consistente con una sociedad en la
que los líderes poseían gran prestigio social y poder religioso, más que
económico. Para el período Reciente se plantea la posibilidad de un cambio de
la base del poder de los líderes hacia una orientación más económica que
religiosa.
Los taironas, en algunos aspectos los más avanzados,
según se puede ver en su complejo sistema urbanístico, emplearon la piedra en
obras comunales, como caminos, puentes, acueductos y terrazas, e hicieron sus
viviendas y templos sobre anillos de piedra; no lograron, sin embargo, superar
los materiales tradicionales de estas edificaciones de planta circular y techo
cónico construidas con paredes de bahareque y techadas con 'paja. Entre los
muiscas, en cambio, hasta ahora se comienza a conocer un tipo de construcción
ceremonial de características arquitectónicas muy interesantes, según las
ruinas de un tempo de planta rectangular y doble hilera de columnas, excavado
hace pocos años en las inmediaciones de Villa de Leyva, sitio donde también se
encuentran desperdigadas en las inmediaciones de este mismo templo, en gran
número de columnas de piedra, algunas sin terminar. Fuera de este caso, los
muiscas seguían construyendo sus viviendas y templos con materiales ligeros y
poco durables: troncos, cañas, barro y paja, por lo cual estas obras no se
conservaron. La arquitectura ceremonial, en la cual los troncos de madera se
sustituyen por columnas de piedra para hacer construcciones permanentes, que es
propia de sociedades con una organización política más desarrollada, apenas se
comenzaba a construir según este templo muisca.
Esta cultura, obsesionada por la muerte y la idea de la
superviviencia, desarrolló el sistema constructivo de los hipogeos o viviendas
funerarias, siguiendo el modelo de las sepulturas de pozo y cámara lateral tan
común en muchas partes del territorio colombiano, hasta llevarlas a su más
perfecta ejecución como obras de arte.
En los hipogeos de Tierradentro se solucionó a su más alto
nivel arquitectónico el concepto de espacio interior, creado para dedicarlo a
la muerte, para lo cual desarrollaron la vivienda funeraria mediante una
compleja técnica constructiva, perfeccionada hasta lograr la más completa
expresión de este espacio como símbolo atemporal de sus creencias. Esta
vivienda funeraria se relaciona con sus ritos fúnebres en los cuales se efectúa
un doble sistema de enterramiento. Primero se hace el enterramiento del cadáver
junto con algunas ofrendas, en una sepultura sencilla que no tiene ningún
interés artístico. Después de cierto tiempo se exhuman estos restos, los cuales
se incinera o se pintan de rojo antes de depositarios en la urna funeraria
despojados de toda materia que pueda recordar su estado anterior, de todo lo
que sea susceptible de corrupción y por lo tanto de aniquilamiento. En la urna
solo se deposita lo que la tierra deja del cadáver; los huesos purificados por
el fuego o pintados de rojo, símbolo vital. Esta costumbre nos da una idea del
carácter permanente de esta vivienda funeraria, lo que allí entra no es
susceptible de corrupción. Los hipogeos son la reconstrucción de la vivienda
doméstica, sitio donde el difunto y familiares o acompañantes han dispuesto
todo para una plácida supervivencia según sus prerrogativas de clase. Al
respecto Nachtigall plantea que la diferencia que hay entre las urnas según su
decoración, y en los hipogeos en cuanto a profundidad, tamaño y decoración, se
debe a diferencias sociales en clases de jefes, que se depositaban en urnas
decoradas y en los hipogeos más elaborados y profundos; el pueblo, que le correspondían
urnas e hipogeos sencillos y los servidores fosas comunes que se encuentran en
el piso. El hecho de que en los hipogeos depositaron desde cuatro hasta cuarenta
urnas funerarias, demuestra que estos sitios no eran para enterramientos
individuales, sino colectivos. Además, las escaleras que tienen los hipogeos
permiten suponer que allí se hicieran enterramientos durante diferentes
generaciones o que periódicamente se depositaron ofrendas en su interior. En la
vivienda funeraria de Tierradentro se superponen dos tradiciones, dos maneras
distintas de hacer las sepulturas; el enterramiento de pozo y cámara, y otro
menos conocido, que consiste en hacer la sepultura en el piso de la vivienda,
de modo que la casa que ha servido para la vida, sirva también como residencia
para la muerte. Vemos que en Tierradentro se encuentran superpuestos dos tipos
de sepulturas, mediante las cuales desarrollaron los hipogeos, como solución a
sus creencias y como reflejo de su vivienda doméstica. En consonancia con la accidentada
topografía de esta región los hipogeos fueron hechos en sitios altos
aprovechando los dorsos de las lomas y cerros, costumbre que muestra la
preferencia que tuvieron por las montañas como sitios dedicados al culto
funerario. En uno de estos sitios, El Aguacate, cavaron en una hilera que sigue
la cresta de la montaña alrededor de sesenta y ocho hipogeos. En otros lugares como
San Andrés, Segovia y El Duende, estos se encuentran concentrados en espacios
muy reducidos, aprovechando al máximo estos sitios de especial significación
religiosa. Algunos se hicieron tan cerca unos de otros que, a veces, solo los
separa una delgada pared, como es el caso de dos hipogeos contiguos de Segovia,
que actualmente se encuentran comunicados de manera ocasional, por un hueco
hecho por los guaqueros al saquear estos enterramientos.
1. Que hacia el jeque
2. Por que los hipogeos como la vivienda domestica
3. Cuales son las obras destacadas de los taironas