martes, 1 de noviembre de 2016

Indigenas de America y Colombia, nov



Culturas indígenas de América
En los aztecas el hombre, creación de Ometéotl a través de los "dioses" menores, era "semejante y hermano" de ellos, en palabras del p. Juan Tovar (Códice Ramírez, pag. 65), fue creado cuatro veces, en Cuatro "Soles" o mundos consecutivos, que perecieron por descuido o errores de sus habitantes. El Quinto Sol, que era en el que existía este mundo, surgió después de que el Sol (Huitzilopochtli), venció a sus hermanastros (los Centzon Huiznahua) y Coyolxauqui -como vimos en el subtema de Coatlicue-Tonantzin. Después de la Creación del Mundo, Quetzalcóatl descendió al Mictlán (el mundo de los infiernos), y robó al dios Mictlantecutli huesos de anteriores hombres, y con el sacrificio de los dioses, entre los que estaba Tezcatlipoca, les dieron su propia sangre a los hombres, y comenzó un mundo estable, el Quinto Sol, con Tierra, Cielo y Sol, sin Luna ni Estrellas, donde los hombres eran "merecidos por la penitencia", esto es, vivían gracias a que los Dioses se habían sacrificado por ellos. Tengamos esto presente, pues los indios que escucharon la predicación de los frailes oían exactamente lo mismo: Un Dios que moría para dar VIDA a los hombres, de ahí que la idea de la Redención Cristiana no les resultó extraña o incoherente. Pero la Luna y las Estrellas se recuperaron de su anterior derrota, y mataron al Sol, con lo que el mundo hubiera perecido. Pero los hombres intervinieron, dando al Sol parte de su sangre -que recordemos, era del mismo Sol-, y así inició una Lucha Celeste interminable entre el Sol, la Luna y las Estrellas. Mientras este conflicto perdurara, el hombre podía vivir, ya que no podía vivir solo con el Día o solo con la Noche.
Pero para esta lucha se requería que el Sol siguiera recibiendo sangre de sus hijos, los hombres, y si le llegaban a faltar los sacrificios humanos, la lucha terminaría, y el Quinto Sol perecería, al igual que sus cuatro precedentes. Claro que para Ometéotl esto no tenía importancia, pues él, en su Omeyocan, era ajeno a estos conflictos que se hallaban a 13 cielos de distancia de él. Pero los hombres, si querían seguir existiendo, tenían que alimentar al Sol con SANGRE. La Sangre era, pues, un elemento sagrado, la Teóatl (Agua de Dios), Chalchíhuatl (Agua de Jade o Joya Líquida).  n este orden de ideas, para los antiguos mexicanos no era ningún asesinato el Sacrificio Humano, sino una glorificación, una gracia insigne que recibían los guerreros muertos en combate y los que morían en la piedra del sacrificio, para que su corazón fuera elevando, chorreante, en tributo al Sol.
El sacrificio era divinización, pues el sacrificado participaba de ahí en adelante de la lucha divina entre el Sol, la Luna y las Estrellas, y de ahí que los conceptos indígenas sobre la guerra y la muerte fueran incompatibles con las ideas cristianas de los españoles.  No hay por lo tanto, el escandaloso politeísmo que aún hoy muchos creen ver en la religión azteca, ni "idolatría satánica" en los sacrificios humanos, pues estos eran una expresión de total entrega religiosa, acorde con una sólida moral -equivocada desde luego desde las enseñanzas del Evangelio y la Fe Cristiana-, pero sincera, coherente y llena de buena fe y deseos de servir y honrar al único Dios Verdadero.
Los mayas calcularon la rotación completa de la tierra alrededor del sol en 365,2420, días, una diferencia de 0,0002 días respecto a los cálculos efectuados por la NASA. Estudiaron sobre las causas de las enfermedades (etiología), clasificando sus tipos, describiendo sus síntomas para conseguir su prevención y curación. Sabían coser heridas utilizando cabello humano y utilizaban el yeso para inmovilizar las fracturas de hueso. Investigaron las causas que producían la conjuntivitis bacteriana (granulomatosa). Los problemas dentales se solucionaban con prótesis en jade que se rellenaban de pirita y utilizaban navajas de obsidiana ya que su corte era mucho más fino que el de cualquier otro material. Como curiosidad para las operaciones cardiovasculares, es utilizan bisturís de obsidiana hoy en día. La cultura maya utilizaba observatorios astronómicos en forma de pirámide para observar los movimientos del Sol y de la Luna, aunque se usaban además para actividades políticas y religiosas. En los centros ceremoniales, los ritos religiosos se celebraban en las grandes plazas y explanadas, en los patios, frente a adoratorios y altares al pie de representaciones de los dioses, pero es probable que los templos fuesen reservados a ritos esotéricos en que sólo participarían los sacerdotes, lo que explicaría en parte el reducido espacio interior que ofrecen. Los ritos religiosos se llevaban a cabo en ciertas fechas determinas, principalmente al final de cada período calendario. Con frecuencia estaban precedidos por ayunos y abstinencias. Comprendían oraciones, ofrendas de frutas, legumbres, comidas preparadas, animales vivos o sacrificados durante la ceremonia. Eran usuales los auto-sacrificios, mediante los cuales uno mismo se sacaba un poco de sangre de alguna parte del cuerpo: mejilla, oreja, labio, lengua, sexo. En varios dinteles de Yaxchilan, una mujer pasa por una perforación en la lengua una cuerda que de trecho en trecho lleva una gruesa espina. Se sucedían también los auto-sacrificios colectivos de sacerdotes, quienes por un agujero que se hicieron en el pené pasan una misma cuerda, quedando todos atados para realizar una danza ritual. El sacrificio humano también se practicaba por flechamento, decapitación, inmersión o arriscamiento del corazón. En las ceremonias dirigidas por los sacerdotes, participaba todo el pueblo, dentro de un mismo entendimiento cosmogénico. Entre los rituales había ayuno, abstinencia, danzas, coros, música, escenografías, cantos, quema de incienso, ingestión de bebidas preparadas, endulzadas o fermentadas y meditaciones. Como el pueblo maya siempre ha creído en la inmortalidad de la conciencia, del alma, del espíritu y del supra espíritu, venían a la muerte con calma y naturalidad. El cristianismo que practican los mayas en el presente, se fusionan muchas de sus antiguas creencias y su práctica puede parecer algo peculiar o incluso extraña. Sin embargo, son un pueblo con una gran fe religiosa y realizan sus ritos con gran devoción. Por ejemplo, en algunos pueblos, los mayas se sientan en el piso rodeados de velas y después de ofrendar un pollo, coca cola, huevos o aguardiente, dicen sus oraciones por una ser querido. Otras comunidades erigen altares dedicados al dios del maíz para garantizar abundantes cosechas. Hoy, como en los tiempos pasados, el maíz se considera sagrado, es un elemento fundamental en la dieta maya y el ingrediente básico de la tortilla.
Incas
Los curacas de las provincias enviaban hombres escogidos para formar parte del sacerdocio, así como también mujeres de las más lindas, enviadas para una selección que quizás las conduciría hasta donde el Inca. Se trata de las aclla-cuna, mujeres escogidas, las famosas vírgenes del sol. Su destino era variable; si no eran escogidas para formar parte de las concubinas del Inca, o destinadas como regalo al harem de algún noble, eran sacrificadas en el altar de los dioses o destinadas al convento, donde pasarían su vida preparando chicha para las ceremonias, o alimentos especiales, o hilando tejidos muy apreciados, los kumbi, de lana de vicuña. Cada convento de las aclla-cuna tenía como responsable a una mujer que era considerada como esposa de Inti. El convento de Cuzco constaba con más de mil quinientas mujeres. Todos los incas, incluida la casta real, eran en muy supersticiosos, tanto era así que las artes adivinatorias eran un recurso judicial cuando no se obtenían las confesiones que aclarasen los casos. “Si la lluvia se hacía esperar, si una helada maltrataba una cosecha, si el emperador estaba enfermo, todos estos eran signos de que se hacía indispensable una confesión y una expiación para restablecer el equilibrio de la naturaleza”. Algunos sacerdotes invocaban a los espíritus para encontrar algún objeto perdido, para ver el porvenir o para encontrar algún culpable viendo el pasado. La más impactante de aquellas consultas era el llamado a los muertos por medio de un brasero; antes, se sacrificaban llamas blancas, objetos de oro o plata o incluso niños. Las consultas realizadas por medio del fuego eran hechas sobretodo para desenmascarar a los traidores. A veces era toda una comunidad que debía ser confesada.
Cuando se trataba de pequeñas adivinaciones a particulares leían “la marcha de las arañas, la disposición de las hojas de coca o el correr de la saliva por sus dedos”, o también recurrían a tiradas de maíz interpretando las cosas según si salían pares o impares; pero cuando se trataba de leer la suerte del imperio recurrían a las vísceras animales, soplando por ejemplo por la tráquea e inflando los pulmones, de manera a poder leer sobre las venas. Los rebaños y los campos del Inca bastaban con creces para satisfacer las necesidades de los sacrificios, mientras que los particulares que requiriesen reconciliarse debían echar mano a sus propios rebaños. “El sol pedía llamas blancas, Viracocha las pedía pardas e Illapa, animales bicolores”. La sangre de dichos animales era recogida en vasijas conteniendo harina de maíz, que posteriormente se arrojaba al viento, hacia los cuatro puntos cardinales, como ofrenda, y luego ofrecida a comer a los presentes. Antiguos historiadores como Garcilazo de la Vega, trataron de no darle demasiado énfasis a los sacrificios humanos; pero aunque se sabe no gozaban de los sacrificios como los Aztecas, si recurrían frecuentemente a víctimas humanas, que por cierto eran parte del tributo de cada comunidad; frecuentemente niños y mujeres. Los sacrificios humanos se realizaban sobretodo ante grandes acontecimientos como los terremotos, el advenimiento de un nuevo Inca o un eclipse de Sol o de Luna. Los niños a sacrificar debían ser perfectos, cualquier mancha en la piel los descalificaba; se los alimentaba bien antes del sacrificio, y se los vestía espléndidamente. Se los embriagaba con chicha momentos antes y luego eran enterrados vivos. En raras ocasiones se les extraía el corazón (a la manera azteca), y se dibujaba con sangre una línea de oreja a oreja sobre el ídolo venerado. También algunas jovencitas eran sacrificadas; se las vestía con lujo y se las preparaba para el sacrificio diciéndoles que cumplían con un deber sagrado; se las embriagaba con chicha y luego las estrangulaban o degollaban.
Su religión era politeísta y contaban con dioses protectores que estaban en la mayor parte de los actos de su vida. Dentro de su mitología figuran personajes masculinos que representaban la fuerza, el poder y la sabiduría y personajes femeninos que representaban la fertilidad y la continuidad de la vida, pero también la lascivia y tentación: Chía, deidad femenina, era llamada Huitaca por su inclinación a la vida disipada; fue ella quien les enseñó las costumbres insanas.
Algunos dioses eran etéreos mientras que otros tenían figura de hombres; solo uno, Mencatacoa (o Fo), el dios de la chicha, de los pintores, de los constructores y de los tejedores, se representaba con figura de oso o zorro. Entre sus dioses estaban:
- Bachué, la diosa de los muiscas y de las legumbres
- Cuchaviva (o Suchaviva), el arco iris, protegía a las mujeres durante el parto y era el protector de la salud.
- Chiminichagua era el ser supremo y la fuerza creadora.
Tenían templos en donde veneraban a sus dioses, representados en figuras de cera, oro, cerámica o hilo. El templo más conocido por sus dimensiones fue el de Sogamoso, el cual dicen estaba íntegramente alfombrado en fino esparto. Fue incendiado durante una de las incursiones de saqueo de los españoles.



6.1

1. Que era la sangre en los aztecas

2. Cuáles eran los usos de las pirámides en los mayas

3. Cuál es la diferencia entre los sacrificios a Viracocha e Illapa, en que consistía

6.2

1. Por qué el sacrificio era divino en los aztecas

2. Cuáles eran los sacrificios humanos en los mayas

3. Cuando se hacen sacrificios humanos en el pueblo Inca y como eran

6.4

1. Por qué se puede relacionar las creencias cristianas y aztecas

2. De los avances científicos de los mayas, cual te llamo la atención y por que   

3.Por qué se dice que los Incas son supersticiosos

Indígenas de Colombia
Las ofrendas se depositaban en figuras huecas de cerámica y eran los sacerdotes o jeques los que realizaban los ofrecimientos después de elaboradas ceremonias.
El jeque además de sacerdote, era curandero, labor que realizan con diversas yerbas acompañadas de invocaciones a sus dioses. Su cargo era heredado por los sobrinos, hijos de la hermana. El aspirante al cargo era sometido desde niño a drásticos ayunos y penitencias; le enseñaban la mitología y los ritos y prácticas para realizar las curaciones. Parece que llegaron a practicar complicadas cirugías en el cerebro, con resultados positivos.
Realizaron sacrificios esporádicos como el de los Moxas (Mojas), adolescentes ofrecidos al sol para aplicar su ira, durante las sequías. También tenían costumbre de inmolar niñas en los postes de las construcciones de jeques y caciques. La organización social muisca se basaba en clanes, en donde estaba prohibido el matrimonio debido a la cercanía de parentesco.
Eran polígamos: la primera mujer era la principal y podía reprender a su marido. Las demás tenían categoría de concubinas. Los hombres tenían derechos casi ilimitados sobre sus mujeres: podían darlas como obsequio, las enterraban vivas para acompañarlo durante la muerte y eran una de las principales fuentes de trabajo. En la mujer, la infidelidad era castigada con la muerte y en el hombre con una sanción más o menos leve, a menos que el ofendido fuera un personaje principal, en cuyo caso ambos culpables eran ajusticiados.
El matrimonio era un trueque que se realizaba entre el novio y los padres de la joven; se la cambiaba por mantas, cargas de coca y chicha o por venados. Las vírgenes eran rechazadas por el esposo, lo que implica que era permitida y necesaria la libertad sexual entre los jóvenes.
Era importante para los muiscas el paso de la niñez a la pubertad: las niñas eran recluidas en una casa especial y luego culminaban la ceremonia con un baño del río; los hombres celebraban una gran fiesta con chicha. La música acompañaba todos los sucesos de sus vidas, incluso la guerra.
Para los muiscas, el rojo era señal de luto y muerte, de ahí que las vasijas funerarias estuvieran pintadas de este color.
La sal y las esmeraldas ocuparon el primer renglón en la minería muisca.
La explotación de las esmeraldas la realizaban solo en época de lluvias, explotando las minas de Somondoco, ya que las de Muzo, estaban ocupadas por tribus belicosas. Para los muiscas, las esmeraldas tenían un significado mítico: Según la leyenda, el primer zaque, Goranchacha, salió de una esmeralda que gestó y alumbró una joven de Guachetá por intermedio de un rayo de sol. Las esmeraldas eran colocadas en los ojos, la boca, las orejas y el ombligo de los personajes importantes cuando morían.
Para la explotación de sal hacían largas y angostas galerías y luego extraían los terrores con palos puntiagudos (coas). Para refinarla, utilizaban como técnica, la evaporación.

Diversas etnias que ocuparon el Departamento no tuvieron un sistema político centralizado y único, sino que sus extensos territorios estaban al mando de varios caciques, cada uno de los cuales ejercía su propio dominio sobre una comunidad y un territorio o territorialidad. Las regiones montañosas de San Agustín y el Alto Magdalena, fueron habitadas de forma continua desde el año 1000 a.C. hasta la conquista europea. Durante los períodos Formativo, Clásico Regional y Reciente las sociedades de agricultores, ceramistas y escultores crecieron de manera gradual y se distribuyeron en aldeas cada vez más centralizadas. Existen indicios
para suponer que hacia la mitad del período Formativo, es decir, hacia el 500 o 600 a.C., se inició la conformación de unas entidades políticas que podrían denominarse cacicazgos. Término usado por Drennan et al. (1991:298) para indicar que se trataba de sociedades con patrones jerárquicos de organización complejos pero que no tenían las instituciones políticas burocráticas de un estado. Los cacicazgos tienen, en esencia, un carácter regional. Este hecho hace relevante su estudio en una escala regional (Drennan et al. 1991:301). Su escala era relativamente pequeña y existen pocos indicios para pensar que tuvieron una alta complejidad. Estas unidades políticas corresponden a concentraciones de población asentadas en lugares que incluyeron agrupaciones de estatuas y tumbas en montículos de personajes importantes (Drennan 1993:39).La investigación arqueológica a escala regional en el Alto Magdalena fue emprendida, en parte, teniendo en cuenta la inquietud sobre el estudio de la aparición de la jerarquía social que generalmente se asocia al surgimiento de elementos de organización que genera n relaciones diferentes y más fuertes entre los habitantes de una región de tamaño mayor al de una comunidad local. El estudio arqueológico regional incluye el análisis de una o más de las unidades políticas formadas. Se ha sugerido que durante el llamado período Clásico Regional, los monumentos públicos con tumbas y estatuas que exhiben temas relacionados con el mundo sobrenatural, es consistente con una sociedad en la que los líderes poseían gran prestigio social y poder religioso, más que económico. Para el período Reciente se plantea la posibilidad de un cambio de la base del poder de los líderes hacia una orientación más económica que religiosa.

Los taironas, en algunos aspectos los más avanzados, según se puede ver en su complejo sistema urbanístico, emplearon la piedra en obras comunales, como caminos, puentes, acueductos y terrazas, e hicieron sus viviendas y templos sobre anillos de piedra; no lograron, sin embargo, superar los materiales tradicionales de estas edificaciones de planta circular y techo cónico construidas con paredes de bahareque y techadas con 'paja. Entre los muiscas, en cambio, hasta ahora se comienza a conocer un tipo de construcción ceremonial de características arquitectónicas muy interesantes, según las ruinas de un tempo de planta rectangular y doble hilera de columnas, excavado hace pocos años en las inmediaciones de Villa de Leyva, sitio donde también se encuentran desperdigadas en las inmediaciones de este mismo templo, en gran número de columnas de piedra, algunas sin terminar. Fuera de este caso, los muiscas seguían construyendo sus viviendas y templos con materiales ligeros y poco durables: troncos, cañas, barro y paja, por lo cual estas obras no se conservaron. La arquitectura ceremonial, en la cual los troncos de madera se sustituyen por columnas de piedra para hacer construcciones permanentes, que es propia de sociedades con una organización política más desarrollada, apenas se comenzaba a construir según este templo muisca.
Esta cultura, obsesionada por la muerte y la idea de la superviviencia, desarrolló el sistema constructivo de los hipogeos o viviendas funerarias, siguiendo el modelo de las sepulturas de pozo y cámara lateral tan común en muchas partes del territorio colombiano, hasta llevarlas a su más perfecta ejecución como obras de arte.
En los hipogeos de Tierradentro se solucionó a su más alto nivel arquitectónico el concepto de espacio interior, creado para dedicarlo a la muerte, para lo cual desarrollaron la vivienda funeraria mediante una compleja técnica constructiva, perfeccionada hasta lograr la más completa expresión de este espacio como símbolo atemporal de sus creencias. Esta vivienda funeraria se relaciona con sus ritos fúnebres en los cuales se efectúa un doble sistema de enterramiento. Primero se hace el enterramiento del cadáver junto con algunas ofrendas, en una sepultura sencilla que no tiene ningún interés artístico. Después de cierto tiempo se exhuman estos restos, los cuales se incinera o se pintan de rojo antes de depositarios en la urna funeraria despojados de toda materia que pueda recordar su estado anterior, de todo lo que sea susceptible de corrupción y por lo tanto de aniquilamiento. En la urna solo se deposita lo que la tierra deja del cadáver; los huesos purificados por el fuego o pintados de rojo, símbolo vital. Esta costumbre nos da una idea del carácter permanente de esta vivienda funeraria, lo que allí entra no es susceptible de corrupción. Los hipogeos son la reconstrucción de la vivienda doméstica, sitio donde el difunto y familiares o acompañantes han dispuesto todo para una plácida supervivencia según sus prerrogativas de clase. Al respecto Nachtigall plantea que la diferencia que hay entre las urnas según su decoración, y en los hipogeos en cuanto a profundidad, tamaño y decoración, se debe a diferencias sociales en clases de jefes, que se depositaban en urnas decoradas y en los hipogeos más elaborados y profundos; el pueblo, que le correspondían urnas e hipogeos sencillos y los servidores fosas comunes que se encuentran en el piso. El hecho de que en los hipogeos depositaron desde cuatro hasta cuarenta urnas funerarias, demuestra que estos sitios no eran para enterramientos individuales, sino colectivos. Además, las escaleras que tienen los hipogeos permiten suponer que allí se hicieran enterramientos durante diferentes generaciones o que periódicamente se depositaron ofrendas en su interior. En la vivienda funeraria de Tierradentro se superponen dos tradiciones, dos maneras distintas de hacer las sepulturas; el enterramiento de pozo y cámara, y otro menos conocido, que consiste en hacer la sepultura en el piso de la vivienda, de modo que la casa que ha servido para la vida, sirva también como residencia para la muerte. Vemos que en Tierradentro se encuentran superpuestos dos tipos de sepulturas, mediante las cuales desarrollaron los hipogeos, como solución a sus creencias y como reflejo de su vivienda doméstica. En consonancia con la accidentada topografía de esta región los hipogeos fueron hechos en sitios altos aprovechando los dorsos de las lomas y cerros, costumbre que muestra la preferencia que tuvieron por las montañas como sitios dedicados al culto funerario. En uno de estos sitios, El Aguacate, cavaron en una hilera que sigue la cresta de la montaña alrededor de sesenta y ocho hipogeos. En otros lugares como San Andrés, Segovia y El Duende, estos se encuentran concentrados en espacios muy reducidos, aprovechando al máximo estos sitios de especial significación religiosa. Algunos se hicieron tan cerca unos de otros que, a veces, solo los separa una delgada pared, como es el caso de dos hipogeos contiguos de Segovia, que actualmente se encuentran comunicados de manera ocasional, por un hueco hecho por los guaqueros al saquear estos enterramientos. 

1. Que hacia el jeque
2. Por que los hipogeos como la vivienda domestica
3. Cuales son las obras destacadas de los taironas
 
 

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